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Modificación de conducta de madres y padres de niños con autismo

(Daniel Comín)

Sí, el titular no está equivocado, modificación de conducta de madres y padres y no al revés. Y es que en muchas ocasiones, las únicas personas del hogar donde vive un niño con autismo (y sin autismo también) que son sometidas a procesos de modificación de conducta son los progenitores, y esta modificación de conducta la lleva a cabo un niño.

Quizá piensen que esta es una afirmación exagerada, pero la verdad es que no lo es. Muchas de las consultas que tanto en cursos como a través de correo-e recibimos están ligadas a problemas derivados de cómo el niño modifica la conducta a sus padres y no al revés como uno podría pensar.

A veces, sin pretenderlo “maleducamos” a nuestros hijos, y no es lo mismo un niño con autismo maleducado que un niño con autismo, y si quitamos lo de autismo, pues es básicamente lo mismo. En familias que tienen hijos con autismo, esta problemática es mayor que en familias que no tienen niños con autismo. Esto no implica que los padres de niños con autismo sean peores que los demás, no quisiera que se me malinterpretase, pero el reto educativo obviamente es mucho mayor, y en algunos casos extraordinariamente mayor. Y no todo el mundo tiene ni los conocimientos, ni la predisposición, ni el tiempo, ni la paciencia,…., o todas aquellas aptitudes que serán necesarias en el proceso de aprendizaje de un niño con autismo. Y si además, nadie te explica nada, nadie te aconseja, y nadie te guía, y francamente, lo de la adquisición mística del conocimiento me parece que no existe, así que la probabilidad de equivocarnos es elevada.

Mientras en la familia se anteponga el autismo al niño, flaco favor nos estamos haciendo, porque lo que tenemos en casa es un hijo y no un autismo. Mientras solo se vea al autismo seguiremos en un proceso de duelo, y es muy posible que el propio proceso sea un muy mal aliado para los padres. Esto no significa que nos olvidemos del autismo, pero que entendamos que lo que debemos enfrentar son las necesidades del niño de forma global, autismo incluido.

En muchas ocasiones he visto como el niño tiene un perfecto control de su casa, hace lo que le da la gana, se sale con la suya, y además, se le permiten cosas que a otros hijos no se les permitió ni se les permitirá. Y todo se achaca al autismo. Nunca debemos olvidar que un niño con autismo es sobre todo un niño, y por tanto hará las cosas que hacen los niños. En muchas ocasiones observo como muchas de las malas conductas del niño con autismo son fomentadas, o premiadas, o permitidas, o excusadas ya que el niño tiene autismo. Resultado, el niño no tiene límites, ni disciplina de ningún tipo y aprende a obtener aquello que él desea de una forma socialmente inadecuada.

Hemos abordado el tema de las conductas en distintos artículos, así como el origen de muchas de ellas. Sabemos que hay dos factores fundamentales en la aparición de conductas no deseadas, por una parte el Trastorno de Procesamiento Sensorial (TPS) y los problemas de comunicación y comprensión del niño. Pero si a esto le sumamos que el niño no recibe límites, la combinación es bien compleja y el problema se nos puede ir de las manos.

El niño, obviamente, para obtener sus deseos hará lo que cualquier niño. Aquí no hay diferencias entre un niño con autismo y un niño sin autismo. Otro de los problemas que encontramos es que a veces reñimos al niño por una mala conducta, y en vez de producir el efecto deseado -es decir, la extinción de esa conducta- el niño la repite de forma insistente ¿Qué sucedió? Sencillamente el niño no entendió nuestro mensaje, pero sí captó nuestra atención, e incluso le puede parecer extremadamente divertido el hacer una y otra vez aquello que nos molesta. Por ejemplo, apagar y encender una y otra vez el interruptor de la luz. Y a más intentamos corregirlo, más lo hace. Ante una situación así ¿qué hacemos?, pues asegurarnos que lo entiende, ya que si esto no lo paramos, hoy es el interruptor de la luz, mañana será otra cosa y al final tendremos a un niño que presenta una serie de conductas que no nos permitirán ir más allá de la esquina.

Si a todo lo anterior le sumamos que al igual que todos los niños van a intentar tomarnos la medida, pues el drama está servido. Niños que quieren ir a algún sitio porque les gusta, solo deben decir la palabra “parque” (por ejemplo) y todos al parque. Y así en una sucesión de ordenes en las que los padres, para evitar más dramas y tensión, sencillamente acceden.

Disponemos de muchas técnicas para reconducir estas situaciones, pero hay que tener en cuenta que cada niño es un mundo, así que un poco de creatividad y de análisis nos vendrá bien.